Aunque el circular por una autopista desierta de camino hacia la frontera, y rescatar de la memoria las imágenes de guerra con las que asociamos Beirut, nos hace soltar una risa floja de vez en cuando.
Dos cadenas montañosas separan Damasco de Beirut. Tras sortear la primera, y ya en territorio libanés, nos sorprende el verde de su paisaje. Las nubes no pueden superar dos cordilleras seguidas y parece que no dejan ni una gota de agua para sus vecinos sirios. En las cumbres más altas se ve todavía gran carga de nieve.
Aunque en los anteriores países no se quedan atrás, la fuerte presencia policial y militar aquí es abrumadora. Atravesamos varios checkpoints con tanquetas y barricadas de sacos terreros, y los helicópteros sobrevuelan el cielo libanés. Mas adelante comprobaríamos que ejército y policía controlan todas las esquinas del centro de la capital desde los disturbios de mayo del 2008.
La zona centro de Beirut quedó en ruinas tras 17 años de guerra civil, pero tras una rehabilitación a gran escala, ahora mismo ofrece imágenes de postal. Imágenes que dificilmente hemos podido recoger debido a la anteriormente mencionada presencia militar, que apostada en cada esquina, nos prohibía utilizar las cámaras . Hubo incluso unos pequeños forcejeos con la autoridad. A continuación, una muestra de lo que hemos podido rescatar.
Nos encontramos ésta mezquita engalanada para una boda, y a los familiares esperando a los novios.
Una frontera conocida como la "green line" dividía la ciudad en dos bandos enfrentados y registraba los enfrentamientos más duros. A lo largo de lo que fue la línea del frente, hoy se han levantado rascacielos que albergan bancos y hoteles de lujo, pero todavía queda en pie el Holiday Inn (fotografía inferior), un hotel inaugurado poco antes del estallido de la guerra civil y cuyos huéspedes fueron mayoritariamente francotiradores que repartían plomo desde su azotea y que como se aprecia recibían a menudo fuego de mortero.
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